Redadas migratorias en Luisiana vacían los establecimientos en un barrio hispano
KENNER, Luisiana, EE.UU . (AP) — Las puertas de la taquería de Carmela Díaz están cerradas, las mesas están vacías de clientes y no hay nadie trabajando en la cocina. Es uno de los muchos negocios hispanos que prosperaron en su día, desde restaurantes nicaragüenses a hondureños, y que en las últimas semanas se han vaciado en vecindarios con muchos carteles en español pero cada vez con menos gente en las calles.
En Kenner, una ciudad con la mayor concentración de residentes hispanos en Luisiana, una campaña migratoria federal que tiene como objetivo la detención de 5,000 personas ha devastado una economía que ya atravesaba dificultades debido al aumento de las medidas de control este año, según algunos empresarios, y ha tenido repercusiones de gran alcance tanto para migrantes como para ciudadanos estadounidenses.
“Cada vez venía menos gente”, dijo llorando Díaz, cuya Taquería La Conquistadora lleva varias semanas cerrada ante el temor de clientes y trabajadores a salir de casa. Hubo días en que no vendían nada, explicó, por eso tomó la decisión de cerrar el local, “porque no había negocio”.
El miércoles, convoyes de vehículos federales comenzaron a recorrer las principales calles comerciales de Kenner mientras el Departamento de Seguridad Nacional iniciaba su última campaña migratoria, como las que supusieron un aumento de las redadas en Los Ángeles, Chicago y Charlotte, Carolina del Norte. Los transeúntes publicaron en internet videos de agentes federales deteniendo a gente fuera de comercios en Kenner y en obras.
El comandante de la Patrulla Fronteriza, Gregory Bovino, también hizo acto de presencia en la ciudad, rodeado de agentes ataviados con equipos tácticos, para anunciar a los reporteros el inicio de la operación denominada Catahoula Crunch, como el gran perro de caza que es el perro oficial del estado de Luisiana.
Una comunidad en tensión
La población hispana del estado ha crecido en las últimas dos décadas y muchos llegaron tras el huracán Katrina de 2005 para ayudar en la reconstrucción. En Kenner, justo al oeste de Nueva Orleans, entre el río Misisipi y el lago Pontchartrain, son aproximadamente el 30% de los residentes.
Díaz, natural de El Salvador, llegó en 2006 tras años trabajando en el campo en Texas. Abrió camiones de comida, ganó lo suficiente para comprarse una casa en Kenner, y su negocio ha crecido desde entonces a una flota de camiones y dos restaurantes físicos.
Pero casi todos sus negocios están cerrados debido a la redada, y Díaz se las arregla haciendo entregas a domicilio a personas que temen ser detenidas por los agentes.
“No respetan a nadie”, declaró Díaz, agregando que las autoridades no piden la documentación a los sospechosos ni realizan investigaciones, sino que les ponen los grilletes y se los llevan.
Autoridades dicen que buscan a delincuentes violentos
La portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, señaló el jueves que los agentes federales ya efectuaron docenas de arrestos, aunque la agencia no ha hecho público el listado completo de detenidos.
“Los estadounidenses deberían poder vivir sin miedo a que delincuentes extranjeros ilegales violentos les hagan daño a ellos, a sus familias o a sus vecinos”, afirmó McLaughlin en un comunicado. “En solo 24 horas sobre el terreno, nuestros agentes han arrestado a criminales violentos con antecedentes que incluyen homicidio, secuestro, abuso de menores, robo, hurto y agresión”.
La oficina del alcalde, Michael Glaser, quien en su día fue jefe de policía, se negó a comentar su postura acerca de la operación. Pero dijo que la redada “está bajo jurisdicción federal” y que espera que todas las agencias que operan en la ciudad se comporten “de manera profesional, legal y con respeto por nuestra comunidad”. La ciudad “no participa ni asesora” en la campaña, agregó.
La policía de la ciudad es una de los cientos de agencias de seguridad locales y estatales que han firmado acuerdos para formar parte de un programa del servicio de Inmigración y Control de Aduanas que les autoriza a retener a los detenidos para una posible deportación.
Temor por familiares vulnerables
Sergio Pérez, migrante guatemalteco y ciudadano estadounidense que vive en Kenner desde 2010, dijo que tiene seres queridos allí que carecen de permiso legal para estar en el país y podrían ser detenidos o deportados. También le preocupa que cualquier persona hispana pueda sufrir abusos por parte de los agentes federales, independientemente de su estatus migratorio.
Aunque Pérez considera Kenner com su hogar, un lugar donde es fácil encontrar sus platos favoritos, como el “caldo de res”, un abundante guiso de carne y verduras, está dispuesto a abandonar Estados Unidos si se deporta a sus familiares.
“No nos quieren aquí”, manifestó Pérez. “Es como si estuvieras en casa de alguien y no te sientes bienvenido”.
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